El retrato que colgaba de la cabecera de su cama reflejaba a
un hombre bello, un cuerpo con carácter,
facciones elegantes, torso varonil, y decía también sobre su alma, sensible y soñadora.
El rey de Chipre, el poderoso Pigmalión, se disponía una vez
más a asistir a uno de esos tediosos bailes.
Son buenos para el reino y quizá hoy la encuentre al fin.
Son buenos para el reino y quizá hoy la encuentre al fin.
Tras ese cortinaje opaco, la luz de su espíritu se colaba
entre sus rizos y dejaba entrever en pos de los sueños de gloria otros mucho más sutiles y
tiernos. La búsqueda clandestina de su
mujer perfecta.
Los surcos en sus manos delataban su edad, aún sin
descendencia y sin colmar ese deseo que le corroía el alma.
Esculpía bellas figuras de piedra que regalaba una y otra
vez. Crearía las más grande, la más
bella escultura de mujer, reflejaría lo que su ánimo exigía tanto tiempo atrás, no cesaría
hasta tenerla.
Tanta pasión depositada en aquella obra, tanta belleza expulsada
por sus manos sobre la piedra, tantos
sueño robado a su lecho mudo. Pigmalión creyó soñar, sintió el
calor del mármol, los pétreos labios dibujaron una sonrisa, una delicada mano acarició su cabello y al fin pudo comprobar como
un aliento cálido se posaba en sus
labios.
Su mujer perfecta existía,
estaba frente a él, creció del amor, nació de la fuerza, brotó de la
rebeldía a rendirse.
El efecto Pigmalión o de la profecía autocumplida existe, tu
puedes ser un pigmalión positivo para cualquier otra persona, por supuesto que
mejor que serlo para tus hijos.
Un Pigmalión ve en ti más allá de lo que tú mismo puedes
soñar, deposita una confianza absoluta en tu capacidad y te trasmite un entusiasmo
tal que exprime lo mejor de ti.
Pigmalión consiguió dar vida a un trozo de mármol y nosotros podemos dar luz a
cosas que aparentemente no están ahí.
Para ser un buen Pigmalión se deben dejar de lado los
prejuicios, se debe tener la mente amplia y ser benévolo con los que tenemos enfrente, pues realmente buscamos su crecimiento.
No es necesario ser héroes, no tenemos que de repente
convertirnos en salvadores de la humanidad.
Podemos empezar por algo muy sencillo.
Empecé por decirle a los demás las cosas buenas que veo en
ellos.
No solemos hacerlo, vemos que nuestra compañera de trabajo
está especialmente guapa hoy , o que ha hecho buena exposición, o que ha
escrito algo bonito, o tomado una buena fotografía . Lo solemos dejar en
nuestro pensamiento, no somos capaces de verbalizar eso que pensamos. Nos cuesta un gran esfuerzo hacerlo, nos
educaron en mantenernos lejos de las emociones.
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Acércate!!!!!!!!!!!
Me siento muy afortunada pues reconozco pigmaliones en
algunas de las personas con las que tropecé en la vida, brindo por ellas y les
doy las gracias. Sin ellas no hubiera descubierto muchas de las cosas que hago
y soy hoy. Ha llegado el momento de devolver lo que la vida nos dio, comienza a
ser hoy un Pigmalión para alguien.
“Viajero, /Disemina libre
a lo largo del camino /el tesoro que
reúnes a medida que caminas.”(Tagore, Juicio, 31-33)
Pigmaliona mía
ResponderEliminarSublime!!
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