Las santas hidroeléctricas

Hoy estoy de enhorabuena. Conseguí un trabajo. Voy a ganar 700 euros al mes. 

Mi mayor ilusión es volver a disponer de un pequeño radiador. Hace tres meses decidí apagar el frigorífico. Reduje al máximo la potencia de la luz. La amable señorita de la compañía hidroeléctrica me informó.  Si sólo necesita iluminación puede bajar el consumo  hasta un mínimo de 5 amperios. Así lo hice. Mi casa  entonces se transformó en un congelador.

He sobrevivido el invierno en la biblioteca, en casa de los amigos, en los centros comerciales, en el Corte Inglés, en la Fnac. Hay muchos espacios con calefacción en este país.

He dormido oprimido bajo una pirámide de mantas. La comida ha tenido sus momentos brillantes en el comedor social. También he consumido multitud de  bocadillos de mortadela asomando la nariz tras mi montaña abrigada. He intentado ahorrar en todo.

He sobrevivido. He prosperado.  La vida me sonríe. Hoy voy a calentar una sopa de sobre en casa. Voy a poner algo de calor en mi  hogar. Manos a la obra:

Llamada a la compañía eléctrica. Otra amable señorita me atiende.

          - Buenos días. Querría subir la potencia de la luz de mi casa.  

     ¿Sabe? Podré pagarla. Ahora sí. He conseguido un empleo.

Estoy tan eufórico que se lo tengo que contar.

La señorita: 

                  -  Le informo que Vd. cambió la potencia de su línea hace siete meses. Deben pasar un mínimo de 12 meses para poder cambiarla de nuevo…

El hielo se ha colado otra vez en  mi habitación.

Cuento  esta  norma abusiva de las compañías eléctricas con un caso que bien podría ser real.  Acabo de tener que escuchar como mi  compañía me advertía: 

 Si Vd. baja la potencia de su línea, no podrá  hacer ninguna modificación hasta trascurridos 12 meses. 

Me quejo  a la diligente empleada. Le pido que me pase con atención al cliente para poner una queja. Ella me advierte que las normas de las hidroeléctricas son ley.

Así estamos señores.

Si te va mal una temporada. No puedes  bajar la potencia de la luz. No puedes  intentar ahorrar y pasar el bache.  Las pobres compañías no lo pueden asumir.  Intenta otra cosa. Todo menos tocar la ganancia de las benditas hidroeléctricas.